jueves, 7 de agosto de 2014

ÚLTIMA CENA


Y de pronto se fue la luz, era de noche, Roberto empezó a jurar, se iba a perder el partido del siglo, yo tenía en la olla exprés unas judías verdes con patata, nos sentamos en el sofá  y en la penumbra pudimos adivinar los rastros de lo que fue el amor, la encarnizada pasión que un día nos devastó. Le rocé la mano, me besó, le acaricié con la lengua en la oreja, él escarbó nervioso en mis bragas. Habían pasado diez minutos desde el inicio del apagón, ni una palabra, ya no teníamos nada que decirnos, yo estaba llegando al orgasmo, y de pronto,  volvió la luz, nos miramos a los ojos, enrojecidos, sin un rastro de risa, entonces, la televisión reapareció en escena con su estruendo impertinente, Messi estaba a punto de marcar un gol para la eternidad, mejor lo dejamos para otro rato me dijo, y pensé que tenía razón, por fin estábamos de acuerdo en algo.



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