lunes, 25 de agosto de 2014

FRONTERA


Recorrer el atardecer en el Mediterráneo como el insomne , despacio, sondeando el último sol del verano, una epidemia de adioses, por eso y por el brillo metálico de las embarcaciones estábamos acorralados. Me cogiste de la mano leyendo las coordenadas del tiempo, lo mismo que hace veinte años. Y la gente supo entonces, como lo sabe hoy,  que tu elección estaba avocada a la lógica y no al azar. A nadie le importa ya que un día se te escapara la risa y yo no supiera enjaularla, nada habría cambiado, esas cosas se guardan en el cajón de la ternura. Hoy estás radiante con tu traje de turista, yo construyo castillos de arena, como entonces, también a Bob Esponja, así es esto, las monedas caen de tu mano, tan lejos y tan cerca de ti, en eso hemos quedado.




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