domingo, 4 de mayo de 2014

CINCO SEGUNDOS



Conducía el coche por una avenida solitaria, era tarde y del asfalto subía una cortina de agua tenue, vaporosa, tú estabas en el portal con la mirada perdida y los rizos revueltos por las gotas de lluvia, en la radio la voz de Morrissey pidiendo cinco segundos. De golpe me volví a enamorar, estabas guapa como la primera vez y yo ya era un viejo de setenta años, paré a tu lado y te dije, no,  al final no te dije nada, me miraste con asco y me levantaste el dedo corazón, había pasado mucho tiempo, treinta y cinco años desde aquella tarde en el hospital cuando aún no nos conocíamos y habías roto a llorar con rabia, abriendo los pulmones al mundo por primera vez, ahora era tarde para nosotros. Aceleré sin mirar atrás, un olor desagradable me subía de la bragueta, me había meado otra vez.