jueves, 25 de octubre de 2012

QUIS EVADET



Esta mañana he caminado despacio siguiendo tus pasos, como siempre, como cuando el sol se colgaba del termómetro para calentarme la punta de la nariz y tus gafas y tu cara rotunda me devolvían la puerta cerrada de los días felices de la infancia ,y una mano con el dedo perdido en “Érase una vez una guerra fraticida en España” me sujetaba con firmeza y fragilidad. Así es como empecé a creer en la forma infinita de los héroes, recogiendo chatarra en cualquier basurero, cambiando preciosos relojes por baratijas inservibles, contando chistes, haciendo bromas, cincelando el pelo como quien concluye una obra de arte, y haciendo que todas las aventuras fueran posibles.
Un día lejano el cisne cantó, sin ambages, a palo seco. Y con goteros, con cables, con lágrimas alrededor, demostró por última vez qué bello es vivir.




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