viernes, 18 de abril de 2014

SIN TI LA SOLEDAD SON MÁS DE CIEN AÑOS



Hasta esa noche aquel hombre que dejaba de ser joven no había entendido la frase, “Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo”. Su hijo intrigado le preguntó porqué escribía, y él le recordó los dedos arrugados por el boli bic, el insomnio impenitente, la soledad, el disimulo, la vergüenza y el arrojo de llorar en un rincón el día que iban a matar a Santiago Nasar, o al descubrir el secreto de los amores contrariados de Florentino Ariza y su olor a almendra amarga, las cosas del cólera, las cosas de comer mierda, y los gallinazos rondando, ni siquiera le supo decir a ese niño que le sonreía, porqué se justificaba, a nadie le importaba ya que Melquiades le siguiera visitando en sueños y le dijera que la magia empieza con un folio en blanco y unas gotas de tinta, que siga el baile, ponte una guayabera Gabo,¡ Apunten fuego!



No hay comentarios:

Publicar un comentario