miércoles, 6 de marzo de 2013

LA CRUZ DE MALTA




Ya ves, al final es de carne y hueso, lleva una chaqueta cualquiera, un pantalón cualquiera, una camisa cualquiera y unos zapatos cualquiera. Se sienta a mi lado, el restaurante es un fotograma moderno de diseño y carne elevada al cuadrado por capas y más capas de grasa, si llevara la cámara de los recuerdos le sacaría una foto con la camiseta roja del Villamarín. Ayer volaba sobre el terreno de juego, como Nureyev, dirigía desde dentro, desde lo más profundo del carácter, desde la seriedad, estaba destinado a la gloria. Esta tarde he vuelto a ver algo en él, especial, mágico, mientras salía con su bolsa de comida rápida y pringosa, era su sonrisa tímida, ni sus canas, ni sus ganas de pasar inadvertido, era Juan Señor, un día quise hacer que sus parábolas futbolísticas fueran las mías y hoy descubro su extraña dimensión de hombre.

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