miércoles, 12 de septiembre de 2012

PARAÍSO PERDIDO


Un amasijo de huesos, de tripas hinchadas y de carne cruda, un río de cadáveres, hakuna matata, el paso heroico, el olor fétido, el día eterno de Masai Mara, el Serengeti espera, un caudal turbio y salvaje, el paso bovino, agónico, centelleante, es la bestia, a mitad de camino entre toro, hiena, cabra y caballo, el Ñú, escala el pudridero del otoño y busca su salvación caníbal pisoteando las vísceras de sus hijos.
Donde no llega el oxígeno y un cuello se quiebra, encuentras el momento para decirme te quiero,  los cocodrilos se muerden los ojos, y un tambor lejano nos recuerda que nos amamos cuando la sombra del guepardo nos sonreía, ahora está cayendo el sol y el ocaso en la sabana es una metáfora del paraíso perdido.


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